jueves, 17 de enero de 2013

1. La patria superlativa

Comienzo esta publicación con una instantánea tomada esta misma mañana del mapamundi que preside mi habitación. Tiene ya unos cuantos años y le tengo cariño, aunque fruto del propio paso del tiempo contiene datos desactualizados y hay países como Montenegro o Sudán del Sur que no se encuentran representados...

Pero vayamos al grano, no he puesto aquí esta imagen para hablar del mapamundi en sí mismo, sino para hablar de uno de las realidades evidentes que se pueden constatar echándole un simple vistazo: Hay un país enorme en el mundo que ocupa mucho más que el resto, y es el que vengo a denominar como la patria superlativa, el innegable vencedor en un ranking mundial si a efectos de países/superficie total hablamos... Rusia.

Más de 17 millones de kilómetros cuadrados (unas 34 veces España para que os hagáis idea y aproximadamente el 11 % de la superficie terrestre mundial), 9 zonas horarias (Al mismo tiempo en Moscú algunos se acuestan mientras en Provideniya - Siberia otros se levantan con un nuevo día), a caballo entre dos continentes, 83 sujetos federales la conforman, la segunda red de ferrocarriles más larga del mundo, sus Ríos (Lena, Obi, Yenisei) están entre los mas largos y caudalosos del mundo....

Todo cuanto podamos decir de Rusia a nivel geográfico expresa magnitud y lo asociamos con grande o gigantesco. Siempre me llamó la atención visitar este país y en septiembre de 2009 junto a mi gran amigo Jose González tuve la ocasión, eso sí, una vez superados todos los innumerables controles, gestiones de visado, etc.. de visitarlo.


Lo primero que sorprende es lo que vengo precisamente destacando, la sensación de sentirse pequeño entre inmensidades: la plaza roja, el gran complejo del Kremlim, el vaticano ortodoxo (Serguey posad)... y de asumir que aunque visites Moscú y San Petersburgo tan solo habrás dado un pequeño salto de pulga en un país tan enorme, en el que grande extensiones de su tundra o su estepa permanecen vacías... (y encima piensas si antes cuando era la URSS era todavía mas grande!)

Moscú sorprende por su monumentos y esa evocación de aires de grandeza que te atrapa (mausoleo de lenin, monumento al soldado, parque de las estatuas, el metro..) y es un lugar en el que cuando piensas en recorrer distancias caminando mas vale que preveas el triple de tiempo de que pensaste...

Tras un desplazamiento en tren nocturno la mar de curioso y de los que gustan a los viajeros empedernidos como un servidor...


llegas a San Petersburgo, Leningrado... como quiera uno llamarle según las diferentes épocas de la historia, y lo mejor de todo es que no pierdes esa sensación de lo superlativo y lo inmenso, cuando ves esa inmensa red de canales que jalonan la ciudad, esos portentosos palacios de la época zarista o el gran Museo Hermitage...

Pero estas dos ciudades no son solo una muestra de la grandiosidad o de esplendores pasados, también se pueden apreciar detalles al conocer más el día a día de las mismas:

- el ruso sigue siendo preponderante en todos los órdenes y defendido con mayor ahínco que otros idiomas en otros países aunque solo sea porque muchos rusos apenas hablan inglés aunque se esfuerzan al máximo por ayudarte y la rotulación de calles o metro te exige un cierto esfuerzillo ;
-El lujo y la ostentación de los grandes magnates y sus bellas acompañantes no deja indiferente al que piensa que lo mismo en la república autónoma judía en lejano oriente (si, hay un enclave judío en Rusia), en suburbios de Moscú o en los vapuleados Daguestán o Chechenia hay gente sin lo básico para vivir y te hacen reflexionar sobre cuan poco se avanza aunque se predique lo contrario
-Las sopas de remolacha y las empanadas de trigo con carne Stroganoff bien pueden merecer un ágape de bienvenida a la patria Rusa, pero me quedo con la cocina mediterránea..
-Curiosidades que llaman la atención al europeo occidental: Carriles bus-vao para vehículos oficiales, militares en corrillo yendo por el metro con sus kalasnikov, mercados como el Izmailovo donde lo mismo te comes una brocheta que compras una matrioshka de ocho piezas o presencias un espectáculo de teatro...

En definitiva, tras mi viaje a un pequeño rincón de Rusia que esta entre los favoritos de mi vida, solo puedo constatar aquello que aprecio al mirar un mapamundi, nos encontramos ante un país superlativo, que abruma por sus proporciones, pero al mismo tiempo encariña por sus gentes y esa nostalgia de tiempos pasados que te evocan muchas de sus esquinas y rincones...

!Quien pudiera llegar a visitar las desconocidas islas de Nueva Zembla y la Peninsula de Kamchatka, Krasnoiarsk donde los -60 grados en invierno no son tan infrecuentes o el Lago Baikal, puerta sur de la inmensa Siberia.. !

Hasta la próxima semana!


2 comentarios:

  1. Me habría encantado dormir en ese tren!!

    ResponderEliminar
  2. jeje, es interesante sobre todos por las pastas con té que te dejan por la noche y la guardiana del tren, que acojona un poco... jeje

    ResponderEliminar